Ejercito de espinas

protectoras de lo bello

siempre en su lugar,

custodiando tesoros que mueren,

todos los tesoros mueren,

para ser tesoro hay que respirar.

Temblando

Estoy bien, no tengo miedo, tiemblo a mi voluntad. Tiemblo porque siento como la tierra viva nos hace bailar, las rocas envidian a las estrellas, el cielo llora sin estar triste y el sol juega al escondite mientras el viento canta canciones trasparentes que solo se pueden ver cuando cierras los ojos. La luna orgullosa y complacida solo sonríe, no le importa que la mire.

No existe el frío solo es ausencia de calor, temblar ayuda a mantenernos calientes, pensar también. Todo el agua del mar que abraza la tierra no es suficiente para apagar un fuego despierto en la cabeza de alguien que sueña.

Cabalgar hacia algún lugar despierta al universo, ningún viento es favorable si no sabemos a donde vamos, pero imaginar es suficiente. Imaginar un lugar te hace estar más cerca de el, pensar en alguien distante es viajar justo hasta donde no puedes tocarle, pero si sentir su piel, al fin al cabo, por muy lejos que estés, vivimos en el mismo lugar.

La tierra viva también tiene sueños, lo noto en el aire que respiro.

Corazón de fuego.

Con cenizas me quemo, eres el fuego que calienta mi mundo.

Sin destruirme, me quitas la vida, y sin ti, nada vale la pena, pues vivir no es respirar, vivir es colorear el tiempo con lápices rojos, naranjas y amarillos, algún toque de azul, solo para descansar, solo para que el mar no se sienta solo y no piense más de la cuenta.

Cuando te conocí, quise besarte, ignorante de lo que eres, ignorante de que, ya solo verte, era peligroso. Fuego.